viernes, febrero 18, 2005

billete de ida y vuelta

Tengo un amigo que un día decidió zambullirse en sus sueños. Tenía una vida apacible, tranquila y segura: era funcionario de Correos, casado, con hijos. De repente un día se levantó con la cabeza del revés y un poco encabronado con su vida apacible, tranquila y segura y decidió que era el momento de cambiar algo el estado de las cosas. Lo primero fue enviar al carajo su trabajo apacible, tranquilo y seguro. Su mujer confiaba en sus sueños y le dejó hacer. Cambiaron de ciudad, de vida, de costumbres. Mi amigo se dedicó a pintar cuadros, y como la miseria es un gran estimulante creó y creó y creó, y empezó a vender. Un par de golpes de suerte y entrar en un circuito comercial adecuado le permitieron vivir de la pintura. Era feliz, pintaba al sol durante todo el día, el cigarrillo apagado en la comisura de los labios. Y un buen día el Ayuntamiento de su localidad le encargó una gran obra para un viejo palacio reconvertido en museo. Tardó como ocho meses en acabarla. Y el señor alcalde y los señores concejales quedaron tan encantados que decidieron que había un hueco en la plantilla del Ayuntamiento para impartir cursos de arte. Y ahora mi amigo es funcionario del Ayuntamiento, interino pero con muchas posibilidades de obtener una plaza fija, apacible, tranquila y segura. Y lo más triste de esta circular, cíclica y borgiana historia es que es rigurosamente cierta.

1 Comments:

At 10:52 p. m., Blogger Eva quiere decir...

Decididamente triste, me hizo pensar, caminaremos siempre en circulos? Gracias por decirme de tu fot, prometo para la proxima fijarme que hay debajo :P, y...te dejare explicacion del media veronica, para cuando vuelvas a visitarme.

 

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