de guardia
...foto Schnabel. Click para ampliar...
Hay una pequeña campana a la puerta de mi casa. Ya estaba allí cuando yo llegué, así que no soy quien para quitarla. Pensé "mejor el sonido de la campana que nudillos agresivos en la madera". Con el tiempo la campana ha aprendido a reconocer las visitas bien recibidas de las que no lo son tanto, y sorprendentemente actúa en consecuencia: suena para quien considera digno de rebasar el umbral de mi humilde hogar, y le niega cualquier sonido al que no considera persona grata. He de reconocer que ejerce su trabajo impecablemente, hasta ahora coincidimos en nuestras apreciaciones sobre las personas que llegan hasta nuestra puerta. Tengo que preguntarle a José, mi casero, dónde la compró, aunque me temo cualquier historia rocambolesca por su parte, ya se sabe, José es un poco dado a la fantasía. Debe ser la influencia de estas tierras.
4 Comments:
Una fiel compañia y juez incolumne, donde venden boletos para llegar a donde tu estas? Claro, prometo que llegaria al proximo pueblo, lo suficiente alejado para que las campanas no se enviciaran.
que suenen todas las campanas !!!!
Johan ha vuelto !!!
Evohé, Evohé !!!
No me gustan las puertas cerradas, ni las cerraduras, mucho mejor las campanitas, donde va a parar...
A pesar de que algun holandes errante dijo que avisaria de su regreso, siempre es un lujo tropezarselo, aún sin previo aviso.
El sonido de las campanas tienen un no sé qué de neutro, de ambigüa tristeza, una suerte de ausencia de concreción. El sonido de la campana puede ser el mismo cuando anuncia a muerto o a fiesta. Sólo varía su cadencia, la mano humana que la maneja. las puertas pueden estar cerradas o abiertas, nosotros de buen o mal humor, pero la campana, su "dong" atemporal... ¿qué nuevas trae?
Por cirto, J... un placer encontrarte.
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