viernes, febrero 25, 2005

querencia a tablas

Tengo una deliberada tendencia a la introspección, una absurda tendencia a la autarquía, una imposible tendencia a la soledad, una inútil tendencia a la rebelión, una ridícula tendencia a la felicidad personal, una poco provechosa tendencia a soñar....por todo ello tiendo a ser introspectivo, autárquico, solitario, rebelde, feliz como un bobo, soñador y tendencioso. Qué más se le puede pedir a la vida.....¿cinismo, quizás?

martes, febrero 22, 2005

penumbra

Existe en Asturias, cerca de Ribadesella, un poblado llamado Cuevas del Agua, cuyo único acceso rodado es a través de una cueva natural de decenas de metros de longitud. De Cuevas del Agua partimos en cierta ocasión un grupo de amigos y yo para realizar una ruta senderista que transcurre la mayor parte del tiempo por un valle encrespado, de una frondosidad casi impúdica y enórmemente bello. Al cabo de varias horas de caminata, la baja forma física me pedía a gritos un descanso, así que deliberadamente me quedé algo rezagado y, cuando perdí de vista a mis amigos, me senté sobre una roca. En unos minutos me encontraba completamente solo en el bosque silencioso y en penumbras. Y entonces los sentí. No puedo decir que viera ninguno, porque mentiría. Pero juraría ante el mismísimo Tribunal Supremo que los sentí claramente, que no albergaba la más mínima duda de que los duendes estaban allí, escondidos tras los helechos y tras las rocas, observándome y sabiéndose presentidos. Estuvieron cerca de mí durante diez minutos eternos, densos, absolutamente reales. Después, de repente, desaparecieron como habían venido. No les dije nada a mis compañeros, para qué. No les dije que por segunda vez en mi vida los duendes se habían acercado a mí.

domingo, febrero 20, 2005

dirección única

jschnabel.......................dos días en la ciudad me han convencido de nuevo de lo acertado de mi exilio...............................

viernes, febrero 18, 2005

billete de ida y vuelta

Tengo un amigo que un día decidió zambullirse en sus sueños. Tenía una vida apacible, tranquila y segura: era funcionario de Correos, casado, con hijos. De repente un día se levantó con la cabeza del revés y un poco encabronado con su vida apacible, tranquila y segura y decidió que era el momento de cambiar algo el estado de las cosas. Lo primero fue enviar al carajo su trabajo apacible, tranquilo y seguro. Su mujer confiaba en sus sueños y le dejó hacer. Cambiaron de ciudad, de vida, de costumbres. Mi amigo se dedicó a pintar cuadros, y como la miseria es un gran estimulante creó y creó y creó, y empezó a vender. Un par de golpes de suerte y entrar en un circuito comercial adecuado le permitieron vivir de la pintura. Era feliz, pintaba al sol durante todo el día, el cigarrillo apagado en la comisura de los labios. Y un buen día el Ayuntamiento de su localidad le encargó una gran obra para un viejo palacio reconvertido en museo. Tardó como ocho meses en acabarla. Y el señor alcalde y los señores concejales quedaron tan encantados que decidieron que había un hueco en la plantilla del Ayuntamiento para impartir cursos de arte. Y ahora mi amigo es funcionario del Ayuntamiento, interino pero con muchas posibilidades de obtener una plaza fija, apacible, tranquila y segura. Y lo más triste de esta circular, cíclica y borgiana historia es que es rigurosamente cierta.

miércoles, febrero 16, 2005

...la meancera...

j.schnabel

lunes, febrero 14, 2005

Bajo el volcán

Existe un lugar a unos pocos kilómetros de aquí (aunque en las montañas las distancias siempre son muy relativas) llamado El Gasco, famoso por un espectacular salto de agua que se precipita decenas de metros al abismo (Chorro de la Meancera) y también por su volcán. Ambos forman en realidad un todo, pues el agua se precipita violenta por una vaguada del volcán. Conozco el lugar desde hace ya bastantes años, incluso guardo como recuerdo una cicatriz en el tobillo derecho, fruto de una dolorosa caida entre las rocas. También tengo en algún sitio un par de rocas cristalizadas del volcán. Esto mismo le comentaba ayer a Juan Azabal, secretario de varias alquerías y ameno conversador, delante de una jarra de vino de pitarra en el bar La Viña, de Caminomorisco. "Mira, Johan", me dijo, "tú eres un hombre viajado y leido, así que voy a sacarte de tu error para que no hagas el ridículo delante de tus amigos que supongo cultos: el volcán de El Gasco no es tal volcán. Hay recientes estudios que demuestran que las rocas cristalizadas no proceden del interior de la tierra, ni han existido emanaciones de lava, ni siquiera el cráter es un cráter...todo es producto del impacto de un meteorito que arrasó la cima de la montaña y abrasó sus piedras". He de reconocer que cuando llegué a casa comprobé la veracidad de la información via internet. Y era cierto. Pero no es eso lo que me sorprende, sino el darme cuenta de que los hombres de esta comarca están tan acostumbrados a vivir la magia en su existencia cotidiana que asumen como lo más normal del mundo el hecho de que sus montes alberguen restos de cataclismos estelares, igual que daban por buena la historia del volcán, sin plantearse demasiado lo inusual que resultaba. Incluso yo llego a creer a pie juntillas ambas posibilidades y ahora sé que, en una época muy lejana, una roca perdida por el vacio celeste atravesó la atmósfera y fue a impactar justo justo justo en el centro del cráter del volcán hurdano.

miércoles, febrero 09, 2005

no hemos inventado nada

j.schnabel

viernes, febrero 04, 2005

hormigas

Si algo echo de menos en la naturaleza en invierno son las hormigas, seres diminutos que siempre me han fascinado y atraido: son las sociedades más antiguas sobre la tierra y por algo será, quizá porque no conocen la propiedad privada, ni los dioses, son solidarias y se sacrifican por el bien de la comunidad, su comunicación mediante feromonas es mil veces más evolucionada que la verbal..........y sus besos químicos, libertarios, absolutamente sensuales. Cuando un día de estos me decida a crecer yo quiero ser hormiga, anónima, sin nombre ni identidad más allá de la comunitaria...

Neko